El infectólogo y titular del Plenario de la Universidad de Córdoba consideró que en el escenario actual «no están dadas las condiciones para volver a la normalidad». Aunque consideró que las vacunas son «la gran esperanza» por la efectividad demostrada, indicó que «el gran anhelo sigue siendo que lleguen más dosis».
El infectólogo Hugo Pizzi, titular del Plenario de la Universidad Nacional de Córdoba y asesor del gobierno de la provincia mediterránea en la lucha contra la pandemia, analizó el escenario ante el inminente vencimiento de las restricciones establecidas por la Nación y la Provincia para mitigar el crecimiento de los contagios por COVID-19. Así, consideró que teniendo en cuenta la ocupación de «camas críticas» y el número «creciente» de contaminados, «no están dadas las condiciones para abrir todo y volver a la normalidad.
En diálogo con Radio Provincia, el especialista admitió que después de tanto tiempo «inmersos en tanta incertidumbre», es difícil mantener la normativa y fundamentalmente el cumplimiento de las normas de bioseguridad que son harto conocidas. En este sentido, planteó que un estudio realizado en la provincia de Buenos Aires sostiene que el 65% de la población se cuidó desde el principio de la pandemia y lo sigue haciendo hasta ahora; un 25% está compuesto por los «indolentes e imprudentes» que creen que son «invulnerables»; y un 10% que son «terroristas sanitarios». «Estos son los antivacunas que trajeron de nuevo el sarampión o los que quemaron los barbijos en el Obelisco que nos hace daño a todos», disparó.
Vacunas y esperanza
El infectólogo consideró que en Argentina se están produciendo «rebrotes» de la COVID-19 aun sin que lleguen las modificaciones de los glucógenos del virus. «La gran pregunta era si las vacunas servirían ante las mutaciones; se han producido 7 y las vacunas siguen siendo efectivas. Esto nos da cierta tranquilidad», sentenció.
Pizzi indicó en este sentido que «la gran esperanza» son las vacunas. «La Sputnik V es muy efectiva, estamos tranquilos porque estamos garantizando el acceso al personal que se encuentra en la primera línea pero con el anhelo de que lleguen más dosis», trazó. Indicó que las situación se analiza en función de una ecuación epidemiológica compuesta por tres variables: la primera, corresponde a las personas que siempre se cuidaron y lo hacen hasta ahora; la segunda es la que corresponde a quienes padecieron la enfermedad, que se multiplica por siete; y la tercera es la que está recibiendo la inmunidad con la vacuna. «Si hacemos trabajar estos tres grupos y crecen paulatinamente, vamos caminando hacia la libertad que es lo que hemos perdido», reflexionó.
Conductas que restan
Ante el inminente vencimiento de los plazos establecidos por los gobiernos Nacional y Provincial para la aplicación de las restricciones actuales, el especialista expresó que la principal preocupación pasa por la tracción de los contagios que generan las aglomeraciones y las fiestas clandestinas de las que participan, principalmente, los jóvenes. «Cuando desarticulamos fiestas, hacemos hisopados a las personas que van saliendo y tenemos entre un 10 y un 15% de infectados; la cuestión es que estos jóvenes no son económicamente independientes con su padres, hermanos y, muchas veces, con sus abuelos; allí radica el problema central», explicó.
De todas maneras, entendió que existen actitudes, cuanto menos, «llamativas», entre las que se observan la de aquellos que veranean en la costa argentina. «A pesar de la gran extensión de los lugares, pareciera que todos quieren el roce; la gente podría quedarse en burbujas y así tener algunos cuidados ya que hay lugar para todos», entendió. Pizzi apuntó que «se creen invulnerables y que a ellos no les va a pasar, pero mientras tanto, nosotros enterramos gente y tenemos que salir a comunicar que fallecieron seres queridos; sin contar al personal de Salud y fundamentalmente las personas que limpian las terapias».
El especialista remarcó que hay que observar la ocupación de «camas críticas». «Hoy tenemos lugares con el 62% de ocupación, pero también hay que mirar la curva de los contaminados, es decir, no sé si estamos en condiciones de abrir y volver a la normalidad. Hay un grupo de gente que se comporta como si el virus no existiera y es el que nos tiene en vilo; el otro grupo se sigue cuidando y nos ha ayudado mucho», cerró.