Gabriela Guerreros es pastora pentecostal y obispa, con estudios en Teología. Integra espacios de religiosos y religiosas por el derecho a decidir, con una postura en favor del proyecto de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) que este jueves comenzará a debatirse en la Cámara de Diputados de la Nación. «Es hora de que quienes elegimos con nuestro voto tomen la decisión por el aborto legal, seguro y gratuito», subrayó.
«En este nuevo tratamiento del proyecto, desde nuestras comunidades estamos a favor del derecho a decidir. Esta es una deuda de la democracia», sostuvo en declaraciones a Radio Provincia, y desde el lugar de trabajo junto a sectores vulnerables, enfatizó: «No queremos más muertes por abortos clandestinos».
«Desde nuestros espacios y comunidad venimos diciendo que el aborto es un tema de salud pública. Acá no tienen incumbencia las religiones ni las miradas de dogmas de comunidades», resaltó Guerreros, dando cuenta de los ejes que contienen los fundamentos que sostienen desde hace años.
«Todas las personas tienen derecho a vivir una vida plena en placer sexual; y tienen derecho a decidir las personas con capacidad de gestar», marcó.
Fundamentos y prácticas
«Hay mucha falacia en los grupos antiderechos. Todavía siguen mostrando imágenes de cómo sucedían abortos hace 30 o 40 años atrás. Ahora nos vienen a decir que, como estamos en tiempos de pandemia, no es algo prioritario. Pero tenemos cifras de que los abortos clandestinos siguen ocurriendo en pandemia», marcó la pastora, y agradeció el trabajo de distintas redes de cuidado y organizaciones, que trabajan en el territorio y pueden hacer visibles los casos que ocurren.
«Es necesaria la visibilización de espacios religiosos que trabajamos para afianzar y ampliar derechos», subrayó y agregó: «Puede haber distintos argumentos y opiniones, pero publicar listas de diputados y diputadas o como fue en 2018 ir a la casa de senadores y senadoras, habla de otros tipos de prácticas que no tienen que ver con sostener fundamentos».
Dijo al respecto que “esta violencia trae aparejado un cierto tinte fascista”. “En 2018, cuando fue la media sanción en Diputados, nos dijeron que quienes estábamos a favor del aborto éramos funcionales al neoliberalismo y ahí hubo violencia hacia muchas compañeras y militantes del campo religioso», recordó.
Marcando como «otra gran batalla» al tutelaje de los cuerpos, Guerreros puso énfasis en indicar que «todavía hay quienes se creen con autoridad de determinar funciones de las corporalidades, de hablar sobre nuestros deseos y decisiones». Por eso marcó que en ese escenario es fundamental promover la Educación Sexual Integral (ESI): «Vino a aportar mucho en este tiempo, fue una herramienta estratégica no sólo para las infancias sino también para las familias. Nos toca desde nuestros espacios darle más visibilización».
Como factores positivos a partir de aquel debate de 2018, ponderó que «el aborto salió del closet» y fue tema de debate permanente en la sociedad. «Hemos avanzado en concientización, en poder tomarnos los temas en colectivos y nos toca seguir avanzando para que diputados y diputadas, senadores y senadoras tomen la responsabilidad social de que este derecho no debe tener más postergaciones y debe ser ley, porque ahí es salvar vidas», afirmó.
Preocupación
Luego del 2018, cuando el proyecto de legalización del aborto no logró ser aprobado por el Senado, la referente pentecostal aseguró que creció en distintos ámbitos la preocupación por «la visibilidad de sectores antiderechos, totalmente reaccionarios y hasta violentos». En ese contexto, hace unos días, las iglesias y comunidades referentes de voces progresistas por el derecho a decidir fueron convocadas por el Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación.
«Hablábamos de esta preocupación y de que volvíamos a hacer hincapié en que el tema es de salud pública», comentó. A la vez, desde una mirada teológica, agregó: «Somos militantes de nuestra forma de hacer teología y nuestra praxis, y decimos que la vida que nos muestran los evangelios, que Jesús vino a traer a ese pueblo oprimido e invadido por un imperio opresor, era una vida plena y con derechos».
«Todo lo que estos sectores reaccionarios, neoconservadores y fundamentalistas sostienen no tiene nada que ver con defender una vida o dos vidas, sino que tiene que ver con seguir sustentando proyectos de muerte para la vida de las personas gestantes», alertó Guerreros.
«Estos sectores se ocupan de que, quienes estamos a favor (del aborto), estamos supuestamente matando a alguien, no se preocupan por sacar declaraciones sobre la pobreza, sobre la violencia institucional de nuestras y nuestros jóvenes en el territorio. Usan un tema tan necesario para nuestro tiempo, para seguir fomentando estructuras de muerte», afirmó.
Luego, recordó que en 2018 una de las «promesas» de quienes rechazaban el aborto legal era que se daría espacio y tratamiento a la Educación Sexual Integral (ESI) en las escuelas. «Pero después fueron contra la ESI, que es una ley maravillosa, aunque debe trabajarse más el tema de las identidades. Gran parte de esos obstáculos tienen que ver con las estructuras jerárquicas de la Iglesia Católica», señaló.
En las comunidades religiosas
«En nuestros espacios religiosos, en nuestras comunidades y territorios, este tema fue un debate y teníamos hermanas que nos decían ‘yo no me lo haría’, pero nos decían también que no se podía impedir la decisión de otra persona, porque eso tiene que ver con vivir en democracia», reveló Guerreros.
Finalmente, y como corolario, insistió: «Queremos que sea ley, sería un salto cualitativo de la democracia, y la plenitud de vida de las mujeres y de las personas con capacidad de gestar para poder decidir y planificar».