El riesgo país argentino trepó a 810 unidades, a solo 18 días de las elecciones primarias. Es el nivel máximo desde inicios de julio. En ese marco, los principales bonos nominados en dólares cerraron con bajas generalizadas de hasta 2,3%.
La danza de encuestas y sondeos de opinión no muestran un claro ganador de cara a las elecciones de octubre. Los porcentajes de votantes indecisos se mantienen elevados y las proyecciones dejan más lugar a las dudas que a las certezas.
«La polarización ya es un hecho, por lo que la clave será cuántos votos de los indecisos y los partidos minoritarios pueden obtener Macri y Fernández en un balotaje», afirmaron desde Balanz Capital.
Las encuestas sugieren que Alberto Fernández tiene actualmente alrededor de 1 millón de votos más que Macri: 9 millones a 8 millones. Hay mucha dispersión entre las encuestas respecto a la tercera parte de la torta electoral, pero sumaria aproximadamente 8,5 millones de votantes para la segunda vuelta.
En el terreno bonaerense, en tanto, se espera además una durísima batalla voto a voto entre María Eugenia Vidal, que busca su reelección, y el candidato de la oposición, Axel Kicillof.
En medio del contexto de máxima prudencia inversora, la calificadora de riesgos Moody’s dijo que la posibilidad de que el presidente argentino, Mauricio Macri, fracase en su intento de ser reelecto podría dificultar el acceso a los mercados de capitales para la Argentina y forzar una reestructuración de deuda.
Bonos, con caídas generalizadas
En ese marco, los principales bonos nominados en dólares cerraron con bajas generalizadas. El Par lideró los retrocesos, con una merma del 2,3%. Además, el bono a 100 años cayó un 2%; el Bonar 2037 cedió un 1,3%; el Bonar 2024 perdió un 1,2%; el Discount descendió un 0,4%. Por su parte, los bonos en pesos presentaron mayoría de bajas de hasta 0,2% (TJ20).
«El creciente riesgo de cambio de políticas en Argentina podría representar una amenaza para el acceso a los mercados», dijo Gersan Zurita, vicepresidente de la agencia Moody’s, quien sostuvo que «esto ejercería una presión significativa sobre la posición de liquidez del Gobierno y aumentaría la posibilidad de una reestructuración de deuda en los próximos dos o tres años».
(Fuente: Ámbito.com)